La chía, una supersemilla milenaria.
La chía, una variedad blanca de la planta
salvia hispanica L, contiene una sombrosa variedad de aceites, vitaminas y minerales. Este grano, conocido desde tiempos antiguos, fue objeto de un estudio de seis mesesde duración, dirigido por un afamado científico y pionero de los alimentos funcionales, el doctor Vladimir Vuksan, uno de los promotores del revolucionario índice glucémico en la Universidad de Toronto.
He aquí unas cuantas de las excelentes propiedades nutritivas que descubrió el doctor Vuksan.
En cien gramos de semillas de chía se encuentra:
- la mayor fuente alimentaria natural que se conoce de ácidos grasos omega 3 (contiene tanto omega 3 como 800 g de salmón atlántico);
- más calcio que en tres tazas de leche entera;
- un contenido de proteínas mayor y más biodisponible que la soja y más proteínas vegetales que en una taza y media (350 ml) de alubias;
- el mayor contenido en fibra natural de todos los alimentos: contienen más fibra que 300ml de salvado;
- tanto hierro como en tres cuartos de kilo de espinacas;
- el mismo contenido en potasio que un plátano y medio;
- tanta vitamina C como siete naranjas;;
- una capacidad antioxidante tres veces superior a los arándanos, con 270 veces más de mirecitinas que el vino tinto.;
Las semillas de chía son seguras para los diabéticos y los celíacos, o alérgicos al gluten.
El doctor Vuksan y sus colegas concluyeron que la chía "podría considerarse el alimento más nutritivo del mundo y, por tanto, puede servir de remedio para combatir el hambre en todo el planeta". En diversos estudios independientes, el doctor Vuksan demostró que las semillas de chía:
- tras las comidas, reducen los niveles de glucosa en sangre y de insulina plasmática.
- reducen un 40% la proteína reactiva C, un undicador de inflamación;
- reducen un 30% la coagulación (espesamiento de la sangre);
- no tienen efectos para el control de los niveles de azúcar y grasas en sangre observados anteriormente con elevadas dosis de ácidos grasos omega 3.;
Hay pruebas de que la
salvia hispánica L, llamada por los antiguos aztecas "chía", ya se utilizó por primera vez en el año 3500 a. C. y que servía de moneda de cambio en México central entre 1500 y 900 a.C. Los aztecas comían las semillas de esta planta semitropical para mejorar su resistencia. La llamaban la "comida para correr", pues supuestamente los mensajeros podían correr todo el día con solo tomar un puñado. También la utilizaban con fines curativos. La chía puede tomarse entera o bien molida cuando se usa en la cocina. Puede añadirse a los cereales, a ensaladas y bebidas y utilizarse en platos horneados. Conviene dejar enfriar las semillas de chía después de molerlas.